La Inteligencia
Emocional es una herramienta útil y eficaz para desarrollar las
habilidades necesarias para desenvolverse en la vida con éxito, tener unas
relaciones sociales sanas y equilibradas, así como alcanzar crecimiento y
bienestar personal, y ser más felices como consecuencia directa de todas
ellas.
Por
todo esto, cabe comprender que como padres, queramos la felicidad de nuestros
hijos y para ello queremos compartir con vosotros diez aspectos a tener en
cuenta para fomentar el desarrollo de la Inteligencia Emocional en los niños:
· 1.- En
primer lugar, ayúdale a reconocer estados de ánimo, a poner nombre a lo
que le sucede. Así, le estarás ayudando a identificar mejor emociones propias
y en los demás.
2.- Acompáñale
cuando tiene una dificultad, no para darle respuesta y solucionar los problemas
por él, sino para que aprenda a escucharse e identificar las situaciones que
han provocado la emoción concreta que le frustra o le angustia.
3.- Ofrecerle
alternativas para gestionar mejor sus emociones, en lugar de que las controle o
reprima, para que sepa que puede expresarse, pero de forma adecuada y sin dañar
a nadie.
4.-Evitar
expresiones tales como “siempre haces lo mismo”, “nunca escuchas”, “todo el
día igual”, “nada te parece bien”… para referirse a conductas aisladas, que han
provocado un conflicto concreto. Pues no debemos etiquetarles por
comportamientos que suceden en un momento del día, si el resto de la jornada
puede evaluarse como positiva.
5.-Ser
un modelo comunicativo emocional y positivo para ellos, de manera que nosotros
expresemos abiertamente nuestras emociones y estados de ánimo habituales.
6.-Mostrar
empatía con nuestros hijos y saber comprender sus preocupaciones desde su
mirada de niño, no restar importancia (“no pasa nada…”) y hacer una escucha
activa, para que perciba cercanía y se sienta cómodo a la hora de compartir sus
miedos e inseguridades.
7.-Permitirle
decir NO. Poner límites o expresar aquello con lo que estamos disconformes, o
sea ser asertivo, es muy positivo siempre y cuando no suponga herir a los demás
y se haga adecuadamente y de forma adaptada a la situación concreta.
8.-Ofrecerle
diferentes opciones para resolver conflictos, fomentando así su creatividad y
flexibilidad antes los cambios.
9.-Hacer
actividades en común y fomentar las que pueda realizar también con iguales.
Usar juegos donde se acepten frustraciones (de mesa), en los que sea necesario
respetar turnos o llegar a consenso, y aquellos en los que sea necesario
trabajar en equipo para construir algo.
10.-Reforzar
sus conductas positivas, elogiarle más por sus talentos, que criticarles y
corregirles por sus errores.
El
pilar más importante de un buen desarrollo de la Inteligencia Emocional en los
niños es la autoestima.
Sintiéndose fuertes, seguros y queridos serán capaces de afrontar cualquier
reto de la vida con el que se encuentren. Dejémosles que sean niños y pongamos
atención a “quiénes son”, más que en “qué hacen”… pues, lo que es más
importante, es que estamos criando, educando y acompañando a personas en su
crecimiento, no resolviendo problemas.
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